Te ofrecí mi vida a cambio de la tuya,
te hablé de un mundo de sueños que creía,
de tantas y tantas cosas bellas presentidas,
pidiendo a cambio tan solo tus caricias.
No supiste escuchar a mis latidos
la pureza que mi alma te ofrecía;
jugaste simplemente a la pareja,
sin pensar que al hacerlo perecía
un corazón indefenso que quería.
Fui marioneta compañera de tu vida,
tu refugio cuando solo te sentías,
un espejo de tus días de alegría,
ese alguien que tu llanto compartía.
Hoy es tiempo de que hablemos nuevamente,
que sinceros descubramos el presente,
amor no es escribir únicamente,
es brindarse con fiereza desmedida,
es dar lo que uno siente y necesita,
son dos almas que al fin han de ser una,
de la mano por la senda de la vida.
Es un llanto, una risa, una alegría,
pero siempre y por siempre compartida.
Es mirarse a los ojos y entenderse
sin palabras, ni gestos, es silencio,
que interpreta a dos que amándose se miran.
Son caricias que nacen impensadas,
en momentos que mas se necesitan.
Es gigante que a todos hace frente
si pretenden restarle primicia.
Yo te dí, no me diste, ya no me importa,
yo sé que el amor nunca se implora,
y rendido a tus plantas todavía
necesita de tu vida, el alma mía.
te hablé de un mundo de sueños que creía,
de tantas y tantas cosas bellas presentidas,
pidiendo a cambio tan solo tus caricias.
No supiste escuchar a mis latidos
la pureza que mi alma te ofrecía;
jugaste simplemente a la pareja,
sin pensar que al hacerlo perecía
un corazón indefenso que quería.
Fui marioneta compañera de tu vida,
tu refugio cuando solo te sentías,
un espejo de tus días de alegría,
ese alguien que tu llanto compartía.
Hoy es tiempo de que hablemos nuevamente,
que sinceros descubramos el presente,
amor no es escribir únicamente,
es brindarse con fiereza desmedida,
es dar lo que uno siente y necesita,
son dos almas que al fin han de ser una,
de la mano por la senda de la vida.
Es un llanto, una risa, una alegría,
pero siempre y por siempre compartida.
Es mirarse a los ojos y entenderse
sin palabras, ni gestos, es silencio,
que interpreta a dos que amándose se miran.
Son caricias que nacen impensadas,
en momentos que mas se necesitan.
Es gigante que a todos hace frente
si pretenden restarle primicia.
Yo te dí, no me diste, ya no me importa,
yo sé que el amor nunca se implora,
y rendido a tus plantas todavía
necesita de tu vida, el alma mía.
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